Cuando se llora la muerte de un enemigo.CAP 9
En la cuesta del monte de Gilboa, el campamento enemigo de
David se debatía entre la vida y muerte combatiendo contra las hordas
filisteas; Saúl quien se levanta como antiguo Rey de Israel, hombre guerrero, haciéndose grande entre guerreros de primera fila como David, Jonathan hijo de Saúl y otros muchos más; se diò paso en su reinado entre locuras y desvaríos, decide afrentar a David fiel y leal
entre sus tropas y emerge de su interior una envidia feroz y atroz y se
convierte en su fútil enemigo, al grado de azuzarlo,
perseguirlo, estrecharlo hasta el final de sus días.
Una mezcla de sentimientos se debate entre las personas que
adversan al cantor y guerrero, así como es mezclado el sentimiento de los que persiguieron a Jesucristo, una profusión
entre respeto, admiración y desprecio se debate en la humanidad de los
adversarios de Dios, por todo lo que Jesús significaba para ellos, el ejemplo y
el candor de una vida inmaculada, sin defectos visibles ni maldad la cual nunca
se hallo en su boca.
Enemigos ganados por envidia que es admiración oculta,
rechazo y a su vez atracción; que promueve querer visualizar al inocente enemigo
en todo momento, ansiedad permanente por destrucción y a su vez, verle languidecer ante
sus pies,
Padre mío, Padre Saúl repicaba David, porque escuchas a los
que quieren mi vida ?soy leal a la corona, soy leal a tu reinado, leal a tu
ejército porque me execras? soy tu más fiel servidor.
Un principio de autoridad que acompaña a todo mayordomo, <mayordomo
sobre la casa real>, es saber someterse a las autoridades superiores. Saúl
era el ungido de Jehová como siempre le expresó David; <como he de levantar mi mano contra
el ungido de Jehová ?>, se decía y le decía; conocía sus limitaciones, y su limitación
fue la autoridad conferida al Rey y el como súbdito debía respetar.
Los sentimientos más
oscuros e inhumanos surgían de éste contencioso rey; lo hacía permanecer con su mas ruin
y misterioso comportamiento; David por el contrario entre valor fidelidad,
lealtad cosas que poseía naturalmente nuestro joven David; Esforzado en batallas y ganador de batallas enemigas que le
hacen compensador de un nombre relevante en las tropas del Rey Saúl.< Saùl hirió a sus miles David a sus diez miles >
La lealtad de David
patente en todo momento, lealtad que adquirió ,decisión que en su corazón anidó,
pese al rechazo de sus primeros enemigos
:sus propios hermanos y para colmo la omisión de su padre Isaí, lo hacen más
fuerte y seguro.
Solo le acompaña el amor, fuè derramado tal amor en el corazón de éste tan humilde hombre, porque Dios resiste a los soberbios pero agracia a los humildes,
sumado a la inocencia de
sus actos y su limpio corazón, todo en el cóctel de amor del alma de David transferido a la humanidad del hijo de Saúl,
Jonathan su
fiel amigo y compañero de armas, “Ah Jonathan me eres más dulce que el amor de
las mujeres”, amigo y hermano mío has muerto, junto a tu Padre Saúl mi más
amado enemigo, ¡Oh Valientes, murieron como si no tuviesen honra.como muere un hombre sin honra!.
Poco comparado; con el gran amor de Jesucristo, presentado
delante de sus propios enemigos, quienes mofándose y vejándole en su plena
crucifixión lograron en su ensañamiento , solo una palabra desgarradora, de los
labios del Hijo de Dios” Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.,
Jesús lloraba por dentro silente por sus enemigos como David lo hacìa por fuera y a gritos desgarradores. La sensibilidad evidente ante la caída de sus enemigos y el
dolor que le provocaba; fue interpretado erróneamente por sus amigos, como debilidad.
¡Cuan débil eres David! Cuan débil eres Jesús bájate de esa cruz si realmente eres hijo de Dios.
David, Si no sales ahora mismo al estrado a vitorear la caída de
tus enemigos, te destruiremos y jamás podrás perpetuar el reinado que ahora te
es otorgado por el mismo Dios.
Fue un zarpazo cruel del destino que lo hace acallar ante su propia voluntad; su infortunio no alentaría hacer leña de su enemigo como un árbol caído,
eso lo convertiría en un hombre impío y sin sentimientos y lo igualaría a los demas . David igual al Dios que conocía, se apegó a la
misericordia,< como yo soy misericordioso, serás misericordioso; para que alcances
misericordia>
Con mueca de dolor vitoreaba a un pueblo naturalizado por las hazañas de la guerra, mientras alzaba sus brazos en señal de victoria sobre sus enemigo, rodaba por sus mejillas dos lágrimas amargas de inconsolable amor frustrado .